sábado, 14 de abril de 2012

Marcelo Berbel

Marcelo Berbel nació el 19 de abril de 1925 en Plaza Huincul, Neuquén, Argentina. Poeta, escritor de obras inéditas, compositor y músico folklorista de la Patagonia. Hijo de Juan Berbel, inmigrante español oriundo de Andalucía y de María Teresa Arriagada, natural del Neuquén descendiente de Mapuches. Falleció el 9 de abril de 2003 en su provincia natal.


Fue uno de los poetas más influyentes de la región patagónica. Compuso los himnos oficiales de la provincia del Neuquén (Neuquén Trabun Mapu) y de su capital (Regreso al Ayer), el primero junto al compositor Osvaldo Arabarco.


Sus canciones han sido interpretadas por artistas reconocidos en toda la Argentina y se han difundido en gran parte de América, abarcando diversos estilos. La Pasto Verde, El embudo, y Amutuy ("Vámonos") soledad, son algunas de sus composiciones, que han ganado gran popularidad en las interpretaciones de Jorge Cafrune, José Larralde, Soledad, León Gieco y Rubén Patagonia respectivamente.1 Compuso algunos temas con autores tales como Pablo Neruda.


Berbel también cumplió funciones legislativas, desempeñándose como convencional constituyente en la redacción de la constitución de esa provincia patagónica. Alguna vez dijo de sí mismo “Mi política es celeste y blanca y mi patria son los mapuches”. 2 Padre de los integrantes del dúo Hermanos Berbel, conformado primero por Néstor Armando Berbel ("Guchi") y Hugo Marcelo Berbel ("Chelito") y luego de la muerte de "Guchi", por "Chelito" y Marité Berbel, logrando llevar su música tanto a escenarios nacionales como del extranjero.
Voz autoral de la región patagónica, Marcelo Berbel fue uno de los más importantes músicos y poetas que parió esta tierra, su tierra. Preocupado por contar las historias de su gente, su geografía, y volverlas canciones, Don Marcelo -como se lo conocía- escribió más de dos mil temas y poemas, muchos de ellos anónimos.

A pesar de haber cursado hasta tercer grado, Marcelo Berbel “comenzó a escribir cuando aprendió a escribir”.


Su primer poema, escrito a los 7 años, quedó inmortalizado en un pizarrón de la escuela, cuando las maestras pensaron “que era interesante lo que había escrito y le pusieron un vidrio, que se mantiene hasta hoy", según había narrado el propio autor.
Por el lado de las letras, tres libros recogen algunos de sus textos: “La copla nuestra de cada día”, que luego fue reeditado como “Marcelo Berbel en coplas"; “Varios temas y algunas coplas”, publicado por la Subsecretaría de Cultura  de la provincia; y “Adivinitos”, un libro de adivinanzas para que los chicos del campo aprendan cosas de la ciudad y viceversa.





“Mi política es celeste y blanca, y mi patria son los mapuches”


Prócer de la música patagónica, aunque de bajo perfil, Marcelo Berbel es el autor de la letra de “El Embudo”, popularizada por León Gieco. “Soy un intuitivo, escucho y veo”, sostiene el hombre, de 77 años.


Por Fernando D´addario


Por su conocimiento profundo de la tierra y del hombre que la habita, Marcelo Berbel podría ser algo así como un Yupanqui de la Patagonia, aunque sin exilio francés. Criado en Plaza Huincul, Neuquén, acaba de cumplir 77 años. No es famoso ni exitoso, al menos si se barajan los parámetros convencionales de la fama y el éxito. Acaso porque su desinterés por los vaivenes del folklore oficial confinó su talento dentro de los márgenes del pago chico, pocos saben, más allá de un puñado de fieles, que Berbel escribió unos 2500 temas, entre ellos “La pasto verde”, “Amutuy soledad”, “Por las bardas” y “Amanecer cordillerano”. Una de sus creaciones, de todos modos, trascendió la frontera de su propio celo artístico y llegó a Buenos Aires: “El embudo”, esos versos que musicalizó León Gieco y que, a través de las voces de Mercedes Sosa, Ricardo Mollo, Chizzo y Ricardo Iorio, entre otros, denuncian lo que se ha hecho con la Patagonia y, por qué no, con el país.


Gieco reconoce a Berbel como una suerte de prócer, y el autor neuquino, que no es muy afecto a las canonizaciones institucionales, acepta con orgullo el halago. “‘El Embudo’ es un tema que yo ya tenía. Lo recité en su momento y no pasó nada. Le llegó a Gieco y ahora se conoce en toda América. El destino de la palabra es misterioso”, dice Berbel en la entrevista con Página/12, concretada a partir de un viaje fugaz a Buenos Aires. Luego cuenta su encuentro con León: “Estábamos en Los Antiguos, donde coincidimos en un festival. Estábamos comiendo y al lado lo tenía a Gieco. En un momento me pregunta: ‘¿Nunca escribió sobre el tema de la explotación en la Patagonia? Y sí, claro, le dije, estoy podrido de escribir de eso. Tengo un tema más largo que la mierda...’Se lo di. A la semana, a las cuatro de la mañana, suena el teléfono y es él. Me hace escuchar la canción, con música y todo, yo no entendía nada. Y me dice que van a estar Mercedes Sosa, Iorio, el de La Renga, Divididos. Yo no lo podía creer”. No sólo le gustó la versión del tema, sino que, por carácter transitivo, o por una extraña lógica de identificación rockero-folklórica, se hizo amigo de varios de ellos. “No es lo que la gente cree, que están golpeados y nada más –dice Berbel–. Hacen la música que hacen porque no encuentran respuestas a sus inquietudes. Iorio, por ejemplo, es un loco bárbaro. Cuando me ve me dice: ¿Qué hacés viejo hijo de puta? La otra vez estaba comiendo un lechón en el estudio de grabación, lo desafiaron y se tiró vestido a la pileta. Me resulta muy divertido.”


En la cotidianidad de Berbel no hay exabruptos mediáticos ni especulaciones comerciales. Se levanta a las cuatro y media de la mañana con el objetivo básico de escribir música. “Si te despertás con una melodía, es que te vino de algún lado”, dice este profesor de canto que no canta (“perdí las cuerdas vocales”, añade, con la voz gastada y sabia). Entre otras aparentes contradicciones, debe apuntarse que es profesor de guitarra y no toca, y que su compulsividad hacia la escritura no anima ningún afán de publicación. “Escribir escribo, pero ¿para qué voy a publicar? ¿Quién lee libros hoy?”, pregunta, antes de admitir que es él mismo quien no lee. Es más: nunca ha leído. “Nadie me cree, pero la verdad es que no tengo ninguna escuela literaria porque nunca leí a nadie. Soy un intuitivo, escucho y veo. Por ejemplo, nunca leí La Patagonia Rebelde, pero sé todo lo que cuenta Bayer en el libro.” Es autor del Himno de Neuquén. Una vez, en una escuela, la maestra lo presentó como tal a los alumnos. “Lo que más les llamó la atención a los chicos fue que el autor de un himno todavía estuviera vivo...”, cuenta, y se ríe de la ironía que encierra una anécdota tan sencilla.


Berbel es, definitivamente, un personaje. Habla de su amistad con Jaime De Nevares, y se jacta de que esa afinidad no le impedía decirle, por ejemplo (tal vez el obispo coincidiera): “La equivocación de todas las iglesias, y más todavía de la católica, es el adoctrinamiento. Te cierran el cerebro hasta que te hacés matar por eso”. Fue músico militar (“no vas a pensar que fui militar músico, ¿no?”, se ataja) y uno de los efectoscolaterales de “El Embudo” fue que María Julia Alsogaray, en una de sus visitas inútiles al Sur, lo tildara de “zurdo”. Berbel dice que no es ni de izquierda ni de derecha, ni siquiera nacionalista. “No sé qué es el nacionalismo. Porque muchas veces los nacionalismos terminan en un gran cajón común que es el de la extrema derecha, y yo con eso no quiero tener nada que ver. La izquierda, en cambio, nunca me molestó. Pero mi política es celeste y blanca y la patria en mi tierra son los mapuches, porque todo, los cerros, los caminos, los lagos, tiene que ver con ellos. Jamás me afilié a ningún partido político. No creo en ninguno. Mi hija es diputada. Creo en mi hija, pero no en la diputada. Debe haber excepciones, pero no las he conocido”, subraya.


–¿Cultiva el bajo perfil o hay discriminación hacia la música patagónica?


–Nunca me hice el misterioso. Lo que pasa es que pertenezco a un territorio olvidado. Ahora yo pregunto: ¿Por qué debería no olvidarse la cultura patagónica si hemos dejado que se llevaran el petróleo, el gas, la corriente eléctrica, el oro, la plata, la carne? Si hubiéramos defendido todo eso, también habrían escuchado nuestro canto. Pero preferimos que nos ordeñen...


–Cosquín, por ejemplo, más allá de Hugo Giménez Agüero y, en menor medida Rubén Patagonia, ignora a la música del sur.


–Es que el del folklore es un negocio con exceso de mercadería. Si tenés un negocio repleto de cosas y te traen otras, aunque sean mejores, no las dejás entrar. A los patagónicos nos pasa eso. Sé que la pelea por el título es en el Luna Park, en Buenos Aires. Y yo no llegué porque me cagaron bien a piñas en el primer round (risas). Viví un tiempo en Buenos Aires. En realidad, agonicé. Y no quiero eso. En Bariloche los Berbel son una institución. ¿Qué carajo voy a hacer en Buenos Aires si en mi tierra estoy en el seleccionado? No es por egocentrismo, pero sé que algunas de mis canciones van a quedar. El que siembra nogales no va a comer nueces mañana, pero de aquí a cien años alguien lo seguirá disfrutando.


–¿Para quién escribe?


–Para todo el mundo, pero en primera instancia para el paisano del boliche con piso de tierra. Ese seguro que me entiende.



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19 de Febrero de 1947 – Nace Jorge Luis Marziali, en la Ciudad de Mendoza. Cantautor.En 1972 editó -en Mendoza- una placa con cuatro obras en, mientras estudiaba Ciencias dela Comunicación. Fue redactor de la agencia "Clarín" en aquella ciudad y de "El diario", publicación dirigida por Jacobo Tímerman.En 1976 se radicó en Buenos Aires y se desempeñó en el área de Educación de "Clarín", al tiempo de dirigir una página sobre música popular en el mismo medio gráfico.En 1983 edita su primer disco bajo el título de "Como un gran viento que sopla". Sus obras "Este Manuel que yo canto" (dedicada a Manuel Castilla) y "Coplas de la libertad (con versos de Daniel Garibaldi) calaron hondo en el gusto popular. Conduce, al mismo tiempo, un programa sobre música popular en Radio Belgrano.En 1986 edita "Marziali cerca nuestro" y se consagra como trovador con dos obras fundamentales: "Los obreros de Morón y Cebollita y huevo".En 1989 aparece "Marziali de diario", con portada de Hermenegildo Sábat y presentación de María Elena Walsh. Su obra "Yo elijo criollos" se convierte en un clásico del cancionero nacional.Viaja por el país con sus canciones ofreciendo recitales y charlas en diversas Universidades y Centros Culturales.En 1997 gana con "El niño de la estrella", el primer premio (rubro canción) en el concurso "30 años de la muerte del Che Guevara", organizado por la FUA y la Comisión permanente de apoyo a Cuba.En 1998 viaja a La Habana, ofreciendo sus canciones en plazas y recintos culturales de la capital cubana.Ese mismo año es declarado "Maestro del alma" por la Secretaría de Cultura dela Ciudad de Buenos Aires. Edita "¿Y por qué?", un disco con canciones infantiles.En 1999 aparece "Miradas", álbum en el que se destacan obras como "El hombre pollo" y la citada "El niño de la estrella"En el 2004 aparece "Padentrano", disco en el que hace un rescate de varios de los compositores fundamentales de canciones de raíz criolla, como Hilario Cuadros, Chabuca Granda, Zitarrosa, Buenaventura Luna y Tejada Gómez, entre otros.En setiembre de 2007 aparece "San Lagente", álbum con temáticas y ritmos urbanos. Se destacan allí "Cuando Perón era Cangallo", "Así hablaba Don Jauretche" y una nueva versión de "Los obreros de Morón" con la participación de Alfredo Ábalos.En setiembre de 2010 aparece su primer libro de poemas, bajo el título de "El amor en otro sitio". Se encuentra en imprenta "Elogio del estar despierto".Fallecio el 9 de Julio de 2017.Obras: Aquí me gusta la vida (con Humberto Cosentino) – Canción al oído de una muchacha (de Antonio Esteban Agüero) – Cebollita y huevo – Chamarrita pa repartir – Como un gran viento que sopla (con Diógenes Garibaldi) – Cristo de la quebrada – Decimas del tiempo (con Diógenes Garibaldi) – El Cuchi musiqueador – El niño de la estrella – Elogio de la ternura – Este Manuel que yo canto – Florecer de la nostalgia (con Eugenio Inchausti) – La de Kayhan (con Juan Falú) – La Sixto Violín (con Raúl Carnota) – Los obreros de Morón – Mendoza esta – Milonga del hambre (Con Alberto Suarez) – Para tenerte cerca – Tonada de luz (con Carmen Guzmán) – Y sueño una farolera – Yo soy Juan (con Juan Falú), entre otras.